Nuestra vulva y los tejidos de nuestro suelo pélvico cambian con nuestra evolución y crecimiento, en color, textura, forma, tamaño y flexibilidad. Y al contrario de lo que podemos pensar, cada vulva es única y diferente. Puedes ver hasta 128 vulvas diferentes en las pinturas de Hilda Atalanta, en su obra The Vulva Gallery.
Las vulvas tienen una amplia variedad de formas y tamaños al igual que los rostros de cada mujer. Tu vulva es genuina y perfectamente normal. Así que, no te dejes llevar por estereotipos y conoce la tuya.
En algunas ocasiones se confunde la vulva con la vagina. Por esto es importante tener clara cada una de las estructuras que forman tu vulva.
Aunque te parezca poco necesario o te dé pudor, es una parte más de tu cuerpo, y conocerla, no sólo puede garantizarte una buena salud sexual, sino que puede ayudarte a prevenir problemas de tu suelo pélvico y mejorar tu bienestar general.
Te animo a que cojas un espejo o te pongas frente a uno, tomes una postura que te resulte cómoda y sigas las indicaciones para dar el primer paso hacia la salud de tu suelo pélvico.
Obsérvate:
Explórate:
o Qué ocurre si tratas de aguantar esas ganas. Esto debe generar una contracción muscular que eleva ligeramente tu dedo hacia adelante y cierra la entrada de tu vagina abrazando tu dedo y se eleva hacia arriba.
Si no genera el cierre de tu vagina, repite la presión con tu dedo pulgar y trata de hacer de manera consciente las contracciones disociando.
o Qué ocurre si tratas de aguantar las ganas. Esto debe generar una contracción muscular.
2. Realiza contracciones y relajaciones con las indicaciones anteriores y observa cómo se producen.
Te dejo algunos ejemplos de casos en los que te animo a realizarte una valoración de suelo pélvico con una fisioterapeuta especialista:
– si la contracción abraza a tu dedo con excesiva fuerza
– si la contracción no abraza apenas tu dedo
– si no se produce contracción
– si no puedes introducir tu dedo
– si no puedes introducir tu dedo y sí realizar contracciones
– si no puedes introducir tu dedo ni realizar contracciones
Generalmente, aunque no sepas realizar las contracciones de manera consciente y disociada, deberías sentir cambios en tu musculatura al intentar contraer voluntariamente.
Hasta aquí todo para una primera y muy necesaria toma de contacto con tu suelo pélvico, que espero te haya ayudado a conectar contigo misma.
La relación con nuestra propia anatomía es crucial, y lamentablemente, el conocimiento de la vulva y su papel en la salud a menudo se pasa por alto y se trata con tabú y vergüenza.
Tú ya estás un paso más lejos de esto y más cerca de ti.
En Poderío Pélvico podemos enseñarte las claves para gozar de un suelo pélvico saludable a través de un trabajo personalizado. No dudes en contactar con nosotras para saber más.